viernes, 11 de octubre de 2013

por jazmin


Cada madrugada voy a acercarme a esa hoja que te envuelve y con la punta de mi nariz voy a nadarte en mi río, sincronizando tu respiración chiquita con la mía, no más cansada, no más.
La corriente del movimiento de mi agua va a silbar alivio embotellado directo al mar y olvidando, a propósito, su tapa.
Cuando las gotitas se transpiren por la cascada de las mejillas antiguas, voy a susurrarte las campanitas de la canción que me arrancaste cuando querías venir, pero no, 
tenías que venir, pero no... campanita.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario