domingo, 20 de octubre de 2013

por Emanuel

Lo último que quedaba de mi, 
es decir de vos,
lo hice un bollito con la mano izquierda y lo arroje al otro lado de la habitación.
***
Empece por tus ojos,
es decir mis ojos,
Los escribí detalladamente, hablando sobre las pestañas largas eternas besos mariposa.
Estaban mis tuyas pupilas, agujeros negros que no se distinguen de la oscuridad marrón que las contiene.
¡Tantos desiertos en esos ojos! ¡Tantas noches sin dormir en esas ojeras!
Entonces un bollito en el medio del piso.
Sólo,
hasta que seguí por mi boca
y todas las bocas que la besaron que fue una y siempre la misma.
Me calentaba tanto que me mordieras y la chupabas como nadie y mientras tanto me mirabas y me volvías loco así arrodillada. Así sumisa. Pero ya los ojos se hicieron bollito así que sólo me queda una boca
que me habla
que me besa
que la chupa como ninguna.

Mi boca, tu boca, nuestras bocas, todas las bocas calientes.

Y puse la lengua en esa boca y se amaron por un rato después de intentar explicar lo inexplicable tras varias copas de vino, cigarrillos armados, salivas entremezcla-dandose sacrílegamente
y otro bollito y ya van...

Te acaricie el pelo. te mordi la oreja derecha, despacito, como a vos nos gusta y tache todo violentamente y aplaste el papel que voló por los aires hacia el nuevo cementerio de vos,
y de mi.


Recorrí integra tu piel, cada vello, cada poro. Me quede algunas horas en esa manchita que tenes abajo del ombligo después de juguetear un poco con mi lengua en el. Busque tus cicatrices escondidas. Te pregunté por cada una de ellas y así surgieron tantas historias, miles de historias inconfesables. Pero hice otro bollito y se desvanecieron de golpe como si jamás hubieran sucedido.
Diez dedos de los pies.
Dos uñitas casi imperceptibles de los dedos chiquitos. Son horribles tus pies, pero a mi me encantan pero ahi se van y se estrellan en el piso posándose sobre la montaña de papel y nosotros que se esta armando ahi en el medio.
Y ya sabes que no me importa que no te depiles las piernas como noto ahora mientras las recorro íntegras. Ya se que te da verguenza pero dejame dale, que se están por ir. Ya se van.
Tu vagina.
quiero mirarla, quiero besarla, pasarle la lengua en cada pliegue, quiero olerla porque huele tan rica que me excito, desenfrenado, desencajado, me vuelve loco su sabor inconfundible y quiero que se abra y entrar adentro
primero con un dedo que juega ahi donde te volves loca porque te conoce y me conoce entonces
y te toco y te chupo y vos gritas y yo sigo y me empapo todo y fuerte y más despacio y ahí, si ahí. ahí así si.
Te torturo a propósito hasta que me supliques que te la meta
y entro y somos uno y dos y tres y unos cuantos danzando desenfrenados y nos rasguñas y nos mordes y gritan tan fuerte que tengo que taparles la boca con todas mis manos.
NO quiero tirarte ahora que casi estamos pero si sigo no te vas más. Después de estar con vos las ganas de quedarme mirándote en silencio son tan insoportables que duelen. ¡Basta!
Otro bollito con mucho olor a sexo como las sabanas.
Seguí por el culo, por la espalda, pero no seguí la teoría: tendría que haber bajado a tu concha a lo último. ¡Que calentón de mierda!

Más bollitos. De muchos colores y cargados de intensidades tan diversas perfumadas de vos
es decir de mi.
Tus tetas.
el tamaño perfecto. creo que me las quise olvidar a propósito pero igualmente antes de tirarlas me quede un rato largo dormido en ellas. Las chupe como un nene y después me dormí escuchando a tu corazón que latía despacio cantandome canciones de cuna. ¿Tan edipizado estabas?

Miro alrededor sin ojos, sin boca, sin cuerpo que me sostenga.
Estas ahi ahora.
Estoy Ahi.
Hechos papel.

Hasta tu teléfono lo escribi con tinta roja y lo tire rápido para no llamarte.
***
Lo último que quedaba de vos,
es decir de mi,
lo hice un bollito con la mano izquierda y Nos arroje al otro lado de la habitación.

La Nada. Es mejor ASI.

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