viernes, 11 de octubre de 2013

bondi sapiencial manifiesto

La gravedad del misterio, de una trayectoria sonora en donde los graves parecieran no extinguirse. 
Esta raza que reza medios y agudos, la raza bajita, la que lleva el ritmo y el sabor de la gordura, acompasado del dejarlo ser... ¡y qué vuele como una gacela con alas el sonido a través de una guitarra!... 
Y que la estridencia la proteja de las malas palabras, de la tristeza, del añejo rock&roll que vimos mientras crecíamos. 
¿Entienden lo que no entendían?
Ahora somos el mundo, somos la (zoo)ciedad, animales que piensan y que entristecen.
Somos los dueños de la realidad, los únicos capaces de convertir la sensual sinrazón de cualquier teta en el alimento de las nuevas vidas; los dueños del silencio, si no sabemos de nombres, o la vergüenza misma.
Y somos los locos, los estereos, los bipolares, los transeúntes de estas calles de la verdad.
El que esconde es mudo, sordo, ciego, manco... insensible.
Y escena tras escena de esta ridícula (e impensada hasta hace unos años) realidad, lloramos, sentimos la impotencia, dejamos crecer la fuerza de voluntad cual amuleto talismán, y le rezamos al guión que pareciera estar siempre escrito por algo así como un diablo.
Y el que escribe nos conoce. Nos sabe. Nos juega la mismas carta vez tras vez: el As de sangre, el As de sombras. 
Y la banda siguió tocando...
Y somos los que trabajamos febrilmente para ser lo que queremos ser.
Y somos los que escribimos la obviedad, los que extrañamos la ausencia de la nostalgia misma, los que recordamos el olvido, los que nos bebemos la cerveza si ese es el mejor papel, los que amamos como podemos, los de la vibra mejor, los subsidiados de filosofías metafísicas por el futuro que nos alcanzó, los vota-nadies, los esperantos, los trisexuales, los ejemplificados, los parte del mar... los locos de siempre. 
Los sonrientes porque al mal tiempo buena cara.
Y lo que no debió sucederle a nadie... ¿a cuántos le reclamamos?
Somos los hiper-realistas, los subjetivos de a montón, los que esperamos la pausa de Moby Dick de Led Zeppelin mientras describimos la ilusión.
Somos la generación @, la distopía misma; faltan de los que aceptan consejos, e inspiren con esa actitud.
Somos los que matamos, los que lloramos sin intimidarnos, los que sufrimos como testigos y sobrevivientes de estas putas cosas de la nueva extinción; los exiliados desde algún corazón, los "tan lejano a los 50's", los organizados para tener sexo... 
Los e-lectores.
Los que vivimos el naufragio de una canción, los que aceptamos la palabra de cualquiera porque sí; los que le buscamos el conflicto a un beso, los que luchamos por cambiarlo todo, hasta uno mismo mudar de dogma, si fuera necesario.
Somos los que esperamos que algo devuelva la afinación en La 440 del corazón de todos, y que eso cambie al mundo; mientras una y otra y otra y otra vez casi nadie se detiene a admirar nada. 
Y las hadas siguen apareciendo, como del capullo de una oruga, a mostrar la mayor cantidad de belleza de la mañana a la noche... vida de mariposa.
Sube y baja de emociones resulta el placer. Algunas queman, otras congelan, otras abrazan y nos hacen reír; otras, nos dibujan el camino de lo que no debe volver a pasar y sin embargo lo pisamos... Animales tropezadores de la misma piedra.

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