viernes, 11 de octubre de 2013

por jazmin

Lo supe poco después, de esa primera vez, que casi en ahogo se me erizó el tímpano con cada uno de tus grititos tan claros, tan para mí, tan para ella, tan para el acuerdo, para la paz.
Consenso sería extirpar este sufrimiento, esta agonía de mi alma, del alma de ella. Vete alma ya.
No quiero escucharte ser la melodía de esta desesperada búsqueda de sentido en este inútil pedazo de mi vida, no quiero convertirte en la composición borracha olvidada en un cajón de mi juventud.
Descubrirte la mirada, adivinarte confuso y no poder balbucear un perdón, un consuelo compartido.
¿Para qué? ¿Para qué seguir estirando la letanía, aguantando la espera, carcomiendo el horizonte único a fuerza de lo inevitable? ¿Para qué? ¿Por qué? ¿Para qué... si vas a arrancarte de mi presente.
No quiero tocarte, no quiero acostumbrarme a ese sonido de tu piel, al olor de tu voz, al color de la tinta de tus sueños.
No quiero tocarte.
No quiero mecerte engañando a la ilusión, al plato familiar, a los fideos del domingo, a la ensalada de frutas de tu abuela... mi madre... yo soy su hijo...
¿Y vos quién sos? [¿Quién se presenta ante mí tentando todo mi espíritu a la entrega plena al vacío?]
El puño de mi mano contra la pared una y otra vez, pumpumpumpumpumpum, no es más grande, más inmenso que tu corazón latiendo y cansado. Corazón... corazoncito...
¿Cómo mirarla a los ojos sabiendo que ella sabe que yo sé que ella sabe que yo sé... que yo sé...
porque lo supe todo siempre, porque todo siempre lo supe...
¿Por qué?... por qué ?

No hay comentarios.:

Publicar un comentario