Resulta que soy adicta
a espiar la intimidad ajena
cuando veo una persiana abierta en una
casa
me resulta inevitable mirar para
adentro
cuando viajo en tren
no puedo controlar el deseo
insoportable de observar a la persona más cercana, o más llamativa
de observar hasta su más mínimo
detalle
y armar una historia al rededor
muchas veces me dejaron casas para
cuidar en el verano
y sí
claro
revolví muebles y baúles
los estantecitos y cajoncitos del baño
me vuelven loca
los miles de frasquitos y cosas
inexplicables que guarda la gente
que cuentan historias
o no
shampoo para la caspa
de manzanilla para aclarar el pelo
jabón líquido, de glicerina, cremoso
esponja suave y sensual para
acariciarse
o esas marrones que parecen de mimbre y
raspan
piedra pomes
cortina del baño con o sin hongos
con o sin apliques de flores
y los olores
ay, los olores de las casas y las
personas
la manera en que la gente organiza su
ropa en el placard
por color
(sí, juro que eso es posible)
por tipo de prenda
(cajón de remeras -manga corta y
larga- cajón de abrigos, cajón de ropa interior)
por cantidad de uso
o ningún orden en absoluto
abrir todas las puertas de todos los
muebles de la cocina
intentar entender la lógica con la que
se apilan los platos hondos sobre los playos
los vasos adentro de las tazas
si las ollas y bandejas están en
rincones inalcanzables y el freezer lleno de comida congelada
o todo está muy a la mano, y la
alacena llena de condimentos flasheros
los cajones de los cubiertos
donde metés la mano y siempre que
querés tenedor sale cuchara
y esos otros donde cada utensilio tiene
su lugarcito, bien separado de los demás
Cuando tenía 8 años trajeron la
primer computadora a mi casa
como a los 10 tuvimos internet por
primera vez
piiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiipiripiripiripiiiiiiiiiiiiiiiiiiii
hacía cada vez que me conectaba
de noche, encerrada en esa piecita
húmeda donde guardábamos la compu
(que en esa época tenía su habitación
especial)
con culpa escuchaba ese sonido sabiendo
que cada minuto de conexión era plata que se iba
Internet trajo todo un nuevo concepto
de intimidad a mi vida
Cada tanto cazaba el mail de mi mamá
abierto
y leía sus mails de trabajo
o revisaba los historiales
encontré cosas geniales
y cosas que pensé “por qué por qué
por qué estoy viendo esto”
Y de pronto me vi, muchos años
después, conviviendo con gente de todo tipo
trabajando con amigos en mi casa
compartiendo espacios
y computadoras
NO ME DEJES LA SESIÓN ABIERTA QUE TE
VOY A LEER
soy adicta, pero no mentirosa
La gente me reprocha que cierro el
facebook y el gmail cada vez que le doy la compu a algo
“ay, qué paranoica”
pero yo bien sé que no hay más celoso
que el que se sabe capaz de ser infiel, y no hay más obse de su
intimidad que el que se sabe adicto a la intimidad ajena
Y no soy celosa, soy chusma, muy muy
muy chusma.
Pero ojo, no soy chusma como la vecina
de las novelas
no quiero que venga alguien a contarme
algo que alguien le contó
quiero entrar en tu pieza y ver qué
ponés en el cajoncito de tu mesa de luz
quiero leer tus mails y ver cómo
hablás con otros
cómo fue esa conversación que después
me contaste
cómo ordenas los íconos en tu inicio
qué mensajes mandás, cómo los
redactás
cuando es a otro
que no soy yo
Porque nadie es de la misma manera con
todos
y me desespera
no por desconfianza eh, no me crean una
loca paranoica
es simple deseo de conocer al otro en
sus más oscuros recovecos
ese deseo morboso y hermoso de comerse
al otro, de masticarlo, saber qué gusto tiene, cómo me va a caer en
la panza o qué color va a tener mi mierda, cuando lo cague
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