por chules

Me encanta el amor, me enamoro en tres segundos y tardo algunos meses en desenamorarme, y aún así elijo, cada una de las veces, volver a entregarme por completo a ese noseloquevaapasarperonomeimportaporqueigualesalgolindo
Y ahora te estoy mirando a los ojos y no puedo decirte tantas cosas que pienso cuando llego a mi casa y te extraño y me quiero morir de la vergüenza cuando me increpás, porque a vos no te esta pasando todo esto... O si te esta pasando yo no me entero, porque las palabras te salen tan fácil que me pregunto si de verdad te están atravesando o sólo te gusta el sabor que te dejan en los labios.
Porque yo, ese día, en la plaza, cuando te vi de lejos sin que me vieras, ya sabía, sabía, sabía. 
Supe
Que algún día iba a querer tenerte despeinado en mi cama. 
Hago listas de cosas que no me gustan de vos 
Pero aquí tengo el primer problema de todos... Aún sin poder idealizarte, oh! Sorpresa! Me gustas mucho.
Ella me dice que no sea tan rígida, que no está mal enamorarse, que me tome las cosas con calma. Calma. Calma. Om. Sat nam. Hoponopono.
Tengo herramientas
Ya se. Voy a construir una pared. Infranqueable. Inaccesible. De esas invisibles que son implacables. Como vos, cuando por fin cerrás la boca y nadie, nadie, nadie, puede sacar de ella una palabra que no hayas deliberadamente querido decir. 
Voy de a poco, ladrillo a ladrillo, ecoladrillos. Adentro aprieto fuertemente el contenido para que no quede flojo y no se doble, recuerdos, poemas, llamados, encuentros, besos, lágrimas, de esas que se lloran en soledad. Gemidos, de los buenos y los no tanto. Hay gemidos no tan buenos? Si, claro, los del llanto profuso del quiebre, pero después... 
Es que después de llorar así te quedas tan liviana que en realidad, son tan malos? Me acuerdo de la última vez que llore así, no fue hace tanto. Me acuerdo de todas las veces que llore así, no fueron tantas. Me acuerdo, lo aprieto, y adentro... Apretas bien fuerte con un palito y podes seguir construyendo. 
Carcajadas, como me voy a olvidar de las carcajadas? También tienen que irse adentro, así la pared no se humedece. Esas que me atacan y no puedo escaparles, esas que me dejan tirada en el piso como una niña. La última vez que me reí así fue por una anécdota idiota sobre un baño en un hotel de París. La historia era tonta, pero el relator, me hizo ir y volver a París y al absurdo de ese baño mil veces en un segundo. Había luna llena. La luna también va. Porque siempre está conmigo, que se sume, pues. La meto en todas sus formas, con y sin sangre, la luna, entra. 
El café de la mañana, ah, no, yo tomo mate. Vos también. Y ella, y aquel. Todos nos metemos entre yerba adulterada. Elegí esa bombilla, la otra, metela por acá, está tapada. 
Los berrinches, adentro, los de ella, la más grande, los propios, la más pequeña. 
Las cartas que escribías en la época en la que conocías la caligrafía de tus amigos. Los dibujos, las canciones y el humo. Porque el humo parece que no ocupa lugar, pero si está, lo ves. Entonces lo hago bruma y que construya, él, tan disperso. 
Listo, tengo herramientas, tengo muro. Infranqueable como la vida. 
Ahora voy caminando a tu encuentro. No pienso decir una palabra, no pienso dejarte entrar, no voy a besarte, ni siquiera a mirarte. 
Y vos, despeinado, como siempre, ahí estás, haciéndote el que no me ves. Pero yo te siento, porque una vez te penetré. Y yo sé que me mirás, es que me estás estudiando. Sos tan estudioso, eso me enamora porque yo soy tan distraída, eso me enamora porque... 
Y te vas? Y por qué no viniste a hablarme? Pará, no corras, volvé, por favor, que acá tengo muchas palabras, que están guardadas, y me aprietan, porque la pared está muy alta y todavía no les di alas, porque la pared está muy dura y todavía no son tan fuertes, porque la pared está muy bien armada, con todas mis herramientas, con todas mis vueltas, y mis palabras, aún no probaron la tinta del Oriente, por favor, no te vayas, que te las quiero decir, no te vayas que me golpean, necesito hacer que por un rato, un instante, esta pared se haga polvo, dale, volve, mírame a los ojos, 
y 
partime la boca de un beso.